Una Noche de Locura

Imagen de Neufal54 en Pixabay.

El Bugatti Royale paró delante del crucero en una imposible derrapada. Me bajé, incluso, antes de que frenara del todo; lo rodeé, para abrir la puerta del otro lado, cogí en brazos a mi recientísima mujer; y me dispuse a subir la pasarela del barco, con más ánimo que garbo. Iba con tanta bulla que tropezaba continuamente y, a duras penas, mantenía el equilibrio; deseosos los dos de encontrar el camarote y…

Pero nada más pisar la cubierta, me pararon y me pidieron los papeles. Tras unos minutos de intensos nervios, en los que no encontraba los pasaportes, el chófer del Bugatti fue tan amable de traernos la cartera que me había dejado olvidada en el coche. Nos confirmaron la identidad y reserva, y me indicaron el camino al paraíso del que no esperábamos salir en, al menos, tres días. Todo esto sin soltar a mi queridísima, que parecía que nos hubieran engomado con superglú.

Salimos corrimos por el primer pasillo; bueno, corría yo, que ella iba muy cómoda. Pasamos la cubierta de la piscina, el solárium, el spa, el comedor… ¿Dónde estaba nuestro camarote, diosmiodemiarma?

Al fin llegamos a nuestro destino. Tardamos bastante en poder acceder al nidito, mi amantísima no se quería bajar y yo pago el gym pero no voy. Intensos malabarismos, intercambios imposibles de postura, quejas lumbálgicas… Pero a base de empeño e insistencia conseguimos que la tarjeta mostrara el verde; mi cielito, el rosa salmón desesperado; y yo, el colorado tomtatito por el esfuerzo.

Entramos. Cerré la puerta con el talón del pie, en un ardid a lo Ronaldinho, y lancé a mi queridísima sobre la cama, con tan mal fario, que rebotó sobre el colchón y cayó rodando por el otro lado.

—¡Cariiiiiiiiiii! —dijo mi pobrísima con la Pamela doblada y el vestido descompuesto.

—Lo siento, cielo. No pensaba que la cama tendría muelles de Australia —exclamé yo poniendo ojitos de gato suplicante.

En febril sintonía tardamos cero coma en quedarnos en paños menores, cuando alguien llamó a la puerta y, sin esperar contestación, entró.

—¡Sorpresa! —gritó mi amigo Christian entrando junto con mis dos amigos Carlo y Richa. Uno, con una grandísima botella de champán; los otros, con varias copas de cristal en las manos.

¿¡Sorpresa!? Asombro, conmoción, estupor… Nos quedamos todos callados y con los ojos tan abiertos, que parecíamos una pecera llena de goldfishs. La situación era tan incómoda que parecería cómica, si no fuera porque se nos notaba la ansiedad.

Todavía no nos habíamos recuperado del susto, cuando entraron mis padres y mis suegros, también con sendas botellas de champán. Más bocas y ojos abiertos y yo mostrando mis calzoncillos de Mickey Mausen.

Mi suegra salió despedida ante el empujón que le dio su hijo Antonino, penetrando cuál Atila también en la estancia. Su hermana Carla traía en brazos a su hermano Alfonsiño y tardó poco en taparle los ojos para que no viera a mi mujercísima con aquel conjunto tan… especialmente sensual.

Como no podía faltar en ningún sarao, mi hermano Manolón se coló con sus dos novias, Tiresya y Mariaskova. Aplausos histéricos de las dos susodichas ante nuestros mini atuendos.

Haciéndose sitio entre tantísima gente, apareció un camarero y tres azafatas con bebidas, comidas y varias delicatessen, obsequio del crucero.

Me quedé esperando por si entraba también el capitán.

La cara de mi cabreadísimo amor me indicaba que la noche no iba a ser lo que esperábamos y a mí se me caían los ligueros de los calcetines por el tembleque de las canillas.

Durante unos eternos segundos, todos quedamos callados y expectantes. Mirando la puerta abierta del camarote y esperando que alguien más entrara por ella.

Parecía que se había acabado el tráfico cuando apareció una cabeza, de larga cabellera, gafas oscuras y dos grandísimos parchetes colorados en las mejillas.

—Ey, troncosh. ¿Hashe falta entrada para incorporarshe al sharao? —intentó vocalizar el menda soltando una grandísima bocanada de humo del tremendo porro que llevaba en su mano.

Todos soltaron un unánime «¡Entraaa!», con lo que cabíamos pocos y se coló el colega, y catorce amigotes más que venían tras él.

Quiero aclarar que el camarote tenía unos escasos cinco metros cuadrados. La economía no estaba para reservar la Suite Nupcial.

Y esa fue nuestra primera maravillosa noche de recién casados.

¡Salud! ¡Hip!


Relato a partir de la propuesta literaria:
Microrretos: de la Escena… ¡Al Micro!
para El Tintero de Oro.
Escribe un microrrelato de hasta 250 palabras como máximo donde se novelice una escena cinematográfica que os guste.

Ni que decir tiene que esta vez no me he podido ceñir a la propuesta y me he pasado en la extensión, por eso participo extraoficialmente. Mil perdones.

Aquí os pongo la escena que he escogido para versionar con mi relato. Corresponde a la Escena del Camarote de la película Una Noche en la Ópera:


P.D.: Cabecera creada a partir de la Imagen de Michelle Raponi en Pixabay.

P.D.2: Si veis cualquier errata, incongruencia, algo que os chirría… No dejéis de comentarme. Por muchas revisiones que haga siempre se me colará alguna. Gracias.

31 comentarios en “Una Noche de Locura

  1. Amigo, lamento decirte que tu historia tiene una inconsistencia fundamental: con semejante concentracion de fiesteros, y su proverbial carga etílica, ese buque no podía por menos que escorar… ¡Por favor! (O por estribor) ¡eso se habría hundido! La inconsistencia es clara: en vez de «una noche en la opera», tu referente deberia haber sido «los hermanos Marx en el oeste», pues con toda esa peña tratando de agarrarse a lo que sea para no ahogarse, sus gritos no podían ser otros que «Traed madera», «¡Mas madera!!!».
    Ahora en serio, o no, un enredo de lo más divertido que actualiza una de las escenas más cómicas del cine. Brillante y alegre como una recién casada… antes de entrar al tálamo!!
    Abrazo grande!!!

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    • Así sería, Isra, si el crucero hubiera ya zarpado, pero es que no le ha dado tiempo al capitán ni a hacer sonar la sirena. Que el camarote está reservado por la pareja, pero todos los invitados tienen que pirarse antes de levar anclas. Menuíta es la naviera para los polizones. 😂😂😂😂
      Te reto a que te lances tú con esa otra escena. En tus manos, seguro que nos regalas otra divertidísima historia.
      ¿Te picas? 😜😝
      La verdad es que con estos fenómenos te puedes hacer un maratón de pelis para jartarte de palomitas y risas.
      Hace tiempo que no veo alguna, porque en mi casa no son muy de clásicos, pero me tendré que hacer una proyección privada. 😅😂
      ¡Venirse! 🍿🍿🍿
      Un abrazo, amigo cinéfilo.

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    • Hola JoséA 😊
      Madre mía qué agobio de relato, narrado así como que parece que no avanza pero claramente lo hace. No fue hasta llegar al camarote y llenarse de gente cuando supe en que escena te habías inspirado.
      Genial, y eso que es un tipo de humor que me pone muy nerviosa (el pedido al camarero, la paciencia de todo el mundo). Supongo que es una crítica a los ricos, no recuerdo si *vi la película de pequeña.
      *Ver: estar en el salón mientras la tele está encendida.

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      • Hola, Noelia.
        Sí, es un relato bastante histérico. Esa era la intención. Ponerte de los nervios como a la pareja de novios. 😅😂
        Con respecto a la película. Los hermanos Marx critican continuamente los estatus sociales y aunque se mezclan con los ricos siempre dan la nota como forma de sátira. Sus continuos enredos, juegos de palabras y humor algo especial, eran su sello de identidad.
        A mí me encantan, pero sí es cierto que hay que verlas con mucha paciencia. 😝
        También puedes disfrutar del maravilloso arte musical de Harpo, que no era mudo.
        Gracias por pasarte y comentar.
        Abrazoooo 🤗☺️👍🏼

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  2. Hola Jose.
    ¡¡Desternillante tu versión del camarote de los Marx!! Me alegro que no lo hayas cortado, porque nos perderíamos una cantidad de detalles que me hacen reír y disfrutar muchísimo.
    ¡Volver a contemplar los Bugatti Royale, que en su tiempo, me hicieron soñar con el lujo extremo!
    Saber que el recorrido llevando en brazos a la lady que no creyó necesario aligerar el peso de su maridito, «agotado antes de tiempo», tuvo su castigo en el catapultazo posterior.
    Y la sucesión de ingresos en el diminuto camarote… Desde los amigos inoportunos con ojos de de goldfishs, hasta el porrero de gafas oscuras y cachetes colorados a quien no he podido reconocer.
    Si querías explicar lo que es un bastinazo en Cádiz, lo has logrado magistralmente. Una de las escenas más cómicas de las maravillosas películas clásicas, recreada en este trepidante enredo. ¡Felicitaciones, Jose!
    Un abrazo.

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    • Muchas gracias, Gabo.
      La verdad es que las películas de los Hermanos Marx son muy divertidas, aunque ya están catalogadas dentro de los clásicos. Su humor es muy sarcástico e irónico. Yo te las recomiendo.
      Me alegro de que disfrutaras con mi relato. Es un gran regalo.
      Un Abrazo.

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    • Jelou, Volarela.
      ¿Me ves? ¿Dónde escondiste la cámara? 😅😂😂
      Sí, estoy mucho mejor, aunque la creatividad va y viene, como el veranillo que tenemos.
      Mañana o pasado publicaré el correspondiente al VadeReto. Creo que es menos hilarante, pero más entrañable. Veremos.
      Me encanta que te haya encantao. 😜🧡💜
      Abrashos doblesh (por el champán 😂.)

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  3. Hola, José Antonio: muy bueno, tanto el camarote como el micro se te han quedado llenos, uno de personas, el otro de palabras. Una escena mítica que yo siempre me he preguntado cómo lograrían grabarla, en aquella época con medios rudimentarios y que, encima, quedara bien…
    El micro genial, adaptado a la escena totalmente, con mucha ironía y con pena por los recién casados. Buena propuesta. Un abrazo. 😊

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    • Hola, Merche.
      Muchas gracias por tus comentarios.
      La verdad es que el cine de aquellos tiempos era puro arte. No había efectos especiales ni CGI y tenían que buscar trucos imposibles para hacer cosas increíbles. Como curiosidad, busca los efectos tras la cámara de Chaplin, Keaton y otros genios del cine clásico. Cuánto ingenio para «engañarnos» y hacernos soñar con las películas.
      Un Abrazo.

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  4. Hola, Jascnet! Cómo me alegra que, aunque se exceda la extensión, hayas traído este relato al reto, aunque sea en modo sección «no oficial». Cuando pensé en una imagen para el mismo la primera que me vino fue esta, una escena memorable que has sabido recrear con humor y ritmo vertiginoso, como pedía la historia. Sin duda la noche de bodas fue memorable, aunque no de la manera que le recién esposo hubiera querido, je, je, je… Un abrazo!

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    • Me pasó lo mismo, David.
      Me enteré del reto de este mes por Marlen y me vino rápido a la mente ese camarote abarrotao. Luego vi la imagen en la entrada del Tintero y ya no me la pude quitar de la cabeza.
      Desde luego que los pobres no contaban con tanta visita. 😅😂
      Me alegra que te haya gustado. Un Abrazo.

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  5. ¡Buenísimo José! ¡Qué buena escena has escogido para escenificar! Lo has hecho de excelente manera, regalándonos una lectura super divertida y amena. Gracias a tu relato lo hemos podido imaginar todo, todito… jajaja, saludos, me encantó.

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    • Muchas gracias, Ana.
      También hay que tener en cuenta que vosotras tenéis imaginación para regalar. ❤️ Así es más fácil escribir.
      Me alegro que pasaras un buen ratete con mi lectura. ☺️😁
      Abrazo 🤗👍🏼

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