Un Náufrago de Poca Talla

Fotografía de un espigón tomada desde casi el nivel del suelo y mostrando su entrada en el mar. También se ve, a lo lejos por la derecha, el perfil de la costa que termina en un faro.
Imagen de Lapping en Pixabay. 

Las olas del mar le acarician los pies. Él ríe porque le hacen cosquillas. Juguetea un rato con la espuma, sentado sobre la arena, mientras observa la inmensidad del océano y la tranquilidad que le rodea. Se siente el amo del mundo, allí solo, y disfruta del viento que le zarandea el flequillo. ¿Se puede ser feliz en esta situación? ¡Claro que sí! Él lo es. Tal vez siga aturdido todavía, pero disfruta de su comunión con la naturaleza.

A unos metros, ve como un cangrejo, descarado y desinhibido, sale de su escondrijo y ladeando va en busca de alguna lapa o camarón que llevarse a la boca. Queda sorprendido por sus raros andares y las grandes pinzas que le sirven de manos. No se lo piensa y le sigue los pasos intrigado.

No puede hablar, tiene la boca pastosa y torpe, pero sus gestos expresan, perfectamente, su emoción. No puede casi andar, pero a gatas, escala cada roca, cada saliente del espigón. El cangrejo se da cuenta de su presencia y huye raudo del que cree su enemigo. Él ríe a carcajadas. Todo le resulta sorpresivo y divertido.

Cuando consigue llegar a la cima de su falso Parnaso hace malabarismos para erguirse. El peso de su culo y de su cabeza le confieren cierta armonía y le ayudan a equilibrarse. Despacio y con perseverancia, lo consigue y, en su extraña verborrea, celebra su proeza. Ríe y agita los brazos llenos de felicidad.

El inmenso mar le rodea y sus rompientes parecen aplausos por su gesta. Las escandalosas gaviotas sueltan alborotadas carcajadas y hasta cree ver algún pez saludándolo desde las aguas.

Sin embargo, poco le dura la celebración y el tranquilo misticismo del momento.

A escasos metros aparece una pareja, ella gritando histérica, él farfullando sin respiración.

—¡Lamarequeteparió, Robinson!, que soy yo. ¡Llevo una hora, desesperada, buscándote! —grita ella.

—En realidad, solo han sido unos minutos. El tiempo que lo he perdido de vista —resuella él.

—¡Claro! Tú qué vas a decir. Se te van los ojos tras los tangas y no te das cuenta ni de la escapada de tu niño.

Baba, sugu, yanyo —exclama el pequeñajo náufrago.

—¿¡Qué estabas jugando!? ¡Maravilloso! Pero un día de estos me matas de un disgusto —le reprocha su madre, aunque no puede resistirse a darle un achuchón—. ¡Ay, mi bebito! —exclama dirigiéndose al niño—. ¡Ay, qué cruz! —impreca mirando a su marido.

Mientras ambos se vuelven camino de la sombrilla, él trastabillando porque además de buenos ojos también tiene buen saque, el pequeño vuelve su cabeza hacia su «isla» y balbucea:

Guta, lala, chucho —Que traducido resulta, cuando sea mayor me voy a embarcar en mi propia aventura.

Relato propuesto para el VadeReto de este mes:
Crea una historia relacionada con el tema los Náufragos.

P.D.: Cabecera creada a partir de la Imagen de David Mark en Pixabay.

VadeReto (JULIO 2022).-

Descripción del logo: De fondo se ve la imagen de una playa desértica, mitad inferior arena y en la superior el cielo. Los restos de un árbol en la parte derecha y una pequeña cabaña sobre palos dentro del mar al fondo, derecha. En la parte superior aparece el texto "VadeReto", en rojo, con relieve y con trazo blanco bordeándolo. En la zona inferior, una cinta dorada, a modo de banner, con un par de pliegues, lleva grabado encima el mes y año en curso, en rojo, seguida por una pluma de ave, también roja.
Para ir a los relatos participantes, pulsa AQUÍ.

Buenos días/tardes/noches sean…

¡Ya estamos en pleno verano!

Después de los años precedentes, de miedos y restricciones, la gente está histérica por pegarse un viajecito y largarse de turisteo por el mundo. Ahora es cuando los no viajeros nos lo pasamos de maravilla, porque nos dejan la ciudad vacía para nuestro disfrute y podemos pasear tranquilamente y hasta encontrar sitio libre en las terracitas.

Bueno, por aquí abajito No. Cádiz se ha convertido en ciudad de moda y hay que andar con coderas de púas para no ir como una peonza o un molinete, entre rachas y empujones. Me encantaría ser Salamanquesa (el réptil, no de Castilla y León), para poder trepar por las paredes y evitar las calles estrechitas y empetadas (atascadas, obstruidas, taponadas…) de gente observando una pared o un balcón. ¡Lamarequelosparió!

¡Qué alegría ser un Náufrago en tu ciudad!

Todos andan como locos por coger un barco, un avión o un cohete y embarcarse en una travesía que los lleve bien lejos. ¿Será por airearse? ¿Será por dejar de ver las mismas caras? ¿Será por alejarse de la maraña de noticias dramáticas y nocivas que nos inunda cada mañana? Hombre, lo mismo si terminan de Náufrago en alguna isla, se salvan de los Mass Media y las RRSS.

Me imagino yo lo tranquilotes que estaban Robinson Crusoe o Tom Hanks en sus idílicas islitas. Bueno, el segundo solo de postureo, que después del «¡Corten!» le esperaría su buena cohorte de servidores para atenderlo.

Y ¿por qué estoy haciendo tanto hincapié en los solitarios Náufragos?

¡Exacto! ¡Una chochona de premio!

Porque el VadeReto de este mes va de:

¡¡¡EL NÁUFRAGO!!!

Imagen a modo de silueta de una persona sentada en un banco, de espalda a nosotros. Tiene algo parecido a una mochila, sobre el banco, en la parte izquierda, y hay una bicicleta apoyada en la parte derecha.
Está mirando una puesta de sol, aunque éste ya está oculto en el horizonte.
De esta forma la imagen aparece dividida horizontalmente por tres franjas de colores: violeta por el cielo, en la parte superior; rojo y naranjas en la zona central, por efecto del sol; y totalmente negro en la parte inferior, aunque se ve algunos trazos de lo que parece hierba.
El chico o chica está centrado en la imagen y lleva la capucha de su chaqueta puesta. Parece estar en actitud contemplativa.
Imagen de Melk Hagelslag en Pixabay

El reto es sencillo: Eres un Náufrago y tienes que contarnos tu historia.

Pero no tiene por qué ser el resultado de un accidente de barco, la pérdida de la brújula, o el escarmiento y destierro por haberte sobrepasado con el carnet de socio civilizado. Puedes ser Náufrago en tu propia ciudad, en tu misma casa, en el trabajo, en el mundo, en el espacio, en la vida. Las condiciones básicas son claras: Soledad y algo de Desesperación.

Desde mi punto de vista, el corazón del relato es el sentir emocional o mental del que se encuentra en este estado. Pero ya sabes que puedes pegarle a la idea tantas volteretas como se te ocurran. ¡Viva la imaginación!

Puedes escribir la historia desde la primera persona, para hacerlo más íntimo y sensitivo; o usar la tercera si te apetece contarlo de forma más impersonal y externa.

Citas:

«Estoy absolutamente cautivado por el ambiente de un naufragio. Un buque muerto es el hogar de una gran cantidad de vida: peces y plantas. La mezcla de la vida y la muerte es un misterio, incluso religioso. Existe la misma sensación de paz y el mismo estado de ánimo que el que sentimos al entrar en una catedral.».


«La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto».


«No culpes al mar de tu segundo naufragio.».


Preparad vuestras mochilas. Meted en ellas esas tres cosas que siempre os preguntan. No se os olvide el papel y el lápiz y… ¡Lanzaos a la aventura!

Besos Múltiples, Abrazos y ashushones.
😊😉😘😘😘

P.D. Imágenes para los fondos: Cabecera de Peter H en Pixabay y Logo de Kanenori en Pixabay.

RELATOS PARTICIPANTES:
(por orden de escritura)

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El primer enlace corresponde a la publicación en el blog personal (cuando lo haya),
el segundo, al comentario de aviso en esta entrada
para que podáis expresaros, comentar, interpretar o lo que os apetezca sobre el relato.