VadeReto (Febrero 2020)

Logo del VadeReto correspondiente al mes en curso.
Las letras de "Va de Retro", bañadas en oro, se sitúan sobre un libro abierto de color amarillo, con páginas vacías. La segunda "r" de Retro simula caerse para dejar el verdadero nombre del reto.
El libro reposa sobre un marco circular plateado, con relieves de laureles triunfales.
En la parte de abajo, dentro de un rectángulo gris, y en color rojo, aparece el mes y el año, de forma abreviada..

Buenos días/tardes/noches sean…

Febrero es el mes del Carnaval, los disfraces, las fiestas locas y desenfrenadas… Días de desenfreno y descontrol… Se pone uno alegrito, para disfrutar sin tapujos ni cortapisas de la fiesta, sin pensar en cómo podrá terminar la juerga.

El VadeReto de este mes empezará tras una de estas noches desaforada con un final inesperado…

Imagen base para la composición de Pexels (Pixabay)

El protagonista de vuestra historia se despierta y se da cuenta que está en un lugar oscuro, desconocido y, aparentemente, encerrado. Muchas preguntas le explotan en el cerebro sin compasión:

¿Dónde está? ¿Cómo ha llegado allí? ¿Quién lo ha encerrado? ¿Por qué? …

Cread vuestra historia de forma que deis respuestas a todos las preguntas o solo a las que creáis oportunas. Tenéis plena libertad de creación: personaje, género, ambientación…

Como siempre, os propongo un mínimo de 100 palabras, pero la extensión es toda vuestra.

Dadle rienda suelta a vuestro intelecto para esclarecer la oscuridad que se cierne sobre nuestro personaje.

P.D. Segundo reto para poder participar en el sorteo del primer cuatrimestre del 2020. La lista de libros disponibles la podéis consultar en el siguiente enlace:

Sorteo VadeReto

Mi Relato para el VadeReto:

ABOCADO A LA MUERTE

Unos golpes estridentes me sacaron del sueño. La oscuridad era tan espesa que me aplastaba. Intenté levantar mis brazos, pero toparon con una superficie dura, rugosa y cerrada. Tampoco podía moverlos hacia los laterales. El lugar en dónde me encontraba era solo un poco más ancho que yo. Mis piernas tampoco disponían de espacio para moverse y el hormigueo las resucitaba lentamente, con dolor. Al reposar los brazos de nuevo, noté debajo de mí la humedad de la tierra. No obstante, la realidad me implosionó el cerebro. Estaba encerrado en una caja, ¿acaso un ataúd? ¿Ese era mi destino? ¿Ser enterrado vivo?

Continúa aquí: Mi cuerpo se empezó a…

42 comentarios en “VadeReto (Febrero 2020)

  1. Hola amigos del VadeReto, aquí os presento mi primera participación a este reto tan molón. Espero que os guste.

    UNA SOMBRA EN LA OSCURIDAD

    El joven muchacho se despertó sobresaltado con el ruido que provenía del exterior. Deslizó la mano por la pared buscando el interruptor para encender la luz, pero se percató de que algo iba mal, aquella no era su habitación. El lugar era frío, húmedo y un olor a sangre fresca le golpeó en la cara. Asustado, intentó hacer memoria de lo que podía haber pasado, pero por su cabeza no había ni un ápice de ideas. En la sala reinaba el silencio y una inmensa oscuridad abrazaba los rincones, consiguiendo que el chico entrase en una crisis de nerviosismo.

    Recordó que la noche anterior ni siquiera quiso levantarse de su cómoda y calentita cama, pero aún así se dejó arrastrar por las constantes peticiones de su novia de pasar el día fuera de casa. Fueron al cine y, justo antes de ir a cenar, se encontraron con un grupo de antiguos compañeros del instituto… ¿O eso fue la semana pasada?

    La cabeza le dolía como si alguien le hubiese golpeado, lo cual no le tranquilizaba. ¿Qué es lo que le había pasado y por qué estaba allí? Ese era el gran enigma y por lo que estaba a punto de sufrir un ataque de ansiedad, pero lo que más le aterraba era, que el intenso olor a sangre no cesaba. Se puso en pie y trató de orientarse, según daba cada paso, buscando una respuesta o una salida, si eso era posible. Buscó por todas partes su teléfono móvil sin obtener suerte alguna, pero sí encontró en el suelo una pequeña caja de cerillas. Todo estaba demasiado oscuro como para poder diferenciar nada.

    ¿Cómo demonios había terminado en una situación así? Desde luego, todo parecía una broma de mal gusto, aunque sabía que estaba muy lejos de la realidad. Intentó llamar a alguien y pedir ayuda, pero la voz no le salía. Sentía la garganta seca y dolorida, como si se hubiese pasado la noche previa chillando. Dedujo, por la expansión del terreno y el sonido de las ratas correteando por las tuberías, que se encontraba en un almacén o en una nave industrial. A pesar de sentir que el corazón se le iba a salir del pecho, no se dejó arrastrar más por el miedo, dio un par de vueltas buscando una salida a la par que golpeaba las paredes.

    «¿Hola? ¿Me oye alguien?»

    Intentó decir, pero por mucho que se esforzó no emitió ni un triste sonido.

    «Por favor… Socorro… Sacadme de aquí.»

    Gesticuló con los labios una y otra vez sin éxito alguno.

    La angustia, la desesperación y el miedo empezaron a consumirle, de la misma manera que las cerillas, que sostenía con la mano, iban perdiendo su luz.

    Conforme fueron pasando las horas se dio cuenta de que nadie acudiría en su rescate, nadie se percataría que estaba allí y mucho menos le echaría en falta. Moriría de sed, de hambre y su existencia caería en el olvido. Cuando sintió que los pies empezaban a dolerle se acuclilló en el suelo y comenzó a llorar sin consuelo alguno. ¿Quién le había hecho esto? ¿Por qué no conseguía recordar, ni siquiera, lo que había hecho el día anterior? Lo único que él quería era volver a casa, a su cama o echar unas cuantas partidas al Resident Evil.

    Encendió una de las últimas cerillas de la caja y se percató de algo que había en el suelo: Unos deportivos.

    «¿Pero qué…?»

    Supo que suyos no podían ser ya que no iba descalzo. Se arrastró para observar mejor. A unos escasos metros localizó un abrigo y un bolso, pero eso no fue lo que le dejó petrificado, al lado de lo que parecían sus pertenencias, se encontraba el cuerpo sin vida de una chica adolescente. Tocó su cadáver desnudo y comprendió que el olor a sangre provenía de ella. El muchacho cayó de espaldas a causa de la impresión, vomitó, notó un escalofrío por todo el cuerpo y volvió a pedir auxilio.

    «¡Me cago en la puta, sacadme de aquí!»

    Golpeó la pared de nuevo, destrozándose los nudillos, y volvió a dejarse caer al suelo. Al cabo de las horas, quedó agotado de tanto llorar y forzar la voz, así que pensó en cerrar los ojos.

    «Seguro que esto es cosa de una pesadilla» pensó.

    «Despierta, vamos, despierta, despierta, despierta».

    Se balanceó de un lado a otro, abrazándose a sí mismo, cerrando los ojos con fuerza.

    Cuando lo abrió de nuevo, estaba tumbado en su cama, tapado hasta las orejas con las sábanas y con su novia abrazada a él. Los rayos intensos del sol traspasaban las ventanas, dándole los buenos días. Se incorporó en el colchón sudoroso y con la respiración agitada.

    —¿Cariño, estás bien?

    Maggie, todavía adormilada, se desperezó de la cama y le acarició la mejilla con dulzura.

    —Sí. Ha sido solo una pesadilla…

    —Ya lo veo, tienes hasta el pijama lleno de sudor.

    —Tranquila, se me pasará en cuanto vaya a la ducha.

    Sintió una oleada de alivio al darse cuenta de que podía hablar, de que estaba en casa y que no tenía nada por lo que temer. Seguro que aquel horrible sueño había sido producto de su imaginación. Por lo que recordó, la noche anterior se quedaron hasta las tantas de la madrugada viendo películas de terror. Su chica sonrió, le dio un beso en la mejilla y volvió a dormirse. Para que ella quisiese seguir durmiendo dedujo que debía ser muy temprano. Se levantó con la intención de preparar el desayuno para los dos, pero primero optó por darse una ducha bien fresquita.

    Caminó por todo el pasillo hasta llegar al cuarto de baño, pero una vez que llegó allí supo que algo no iba del todo bien. De nuevo, apareció ese escalofrío y la sensación de no estar a salvo.

    La puerta era la misma, su casa era la de siempre, pero no se sentía como tal. Empujó el pomo hacia dentro, poco a poco, por miedo a que algo fuese a salir del interior, pero en lugar de eso el muchacho encontró algo mucho peor. Ahogó un grito cuando vio que su cuarto de baño no era el mismo, no había ni rastro de los colores cálidos de las paredes ni de la decoración.

    Todo estaba oscuro, frío y silencioso.

    No sabía cómo ni por qué, pero había vuelto al almacén.

    Intentó gritar y salir de nuevo, pero todo lo que intentaba era inútil. Movió la cabeza hacia todos lados, pero no consiguió ver nada, aunque por alguna razón sabía que esa vez todo era distinto. Escuchó una respiración a unos metros de distancia, levantó la vista y, arriba a la derecha colgando del techo, había alguien observándole. Sus ojos eran grandes y de un color como el fuego, los cuales centellearon con una malicia sobrecogedora. Antes de abalanzarse sobre él enseñó sus dientes afilados y dijo con una sonrisa escalofriante que parecía de ultratumba:

    —Ahora me perteneces.

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    • Hola, María.
      No puedo estar más contento, y además ¡por partida doble! 😍

      Por un lado, agradecerte que por fin nos hayas regalado tu participación en este rinconcito literario que mi perversa mente ideó. Por otro, porque es un placer leer este maravilloso y terrorífico relato que has escrito. 😊👌🏻👍🏻

      Ya sabes que es un regalo muy especial para mí tenerte por aquí.
      Que mi ahijada participe en el VadeReto me llena de una alegría enorme. 😍
      Espero que te hagas adicta a él y te pases por aquí más a menudo.

      😘😘😘😘😘

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  2. Pingback: LA MUERTE VINO A POR MÍ – Viviendo Entre Dos Mundos

  3. Hola a todos.
    Me asomo para traeros mi participación en el reto a ver si os gusta. Luego me contáis. Un abrazo fuerte.

    LA MUERTE VINO A POR MÍ

    Me dolía la cabeza y el frío me calaba hasta los huesos. El fuerte olor a cuerpos en descomposición me trajo a la realidad.
    Abrí los ojos. Parpadeé intentando forzar a mis ojos a una oscuridad tan perturbadora, pero fue inútil. Los ojos se me llenaron de lágrimas.
    ¿Cómo no lo vi venir? Tendría que haber sospechado que nadie, nadie en esta vida es tan magnífico y perfecto.
    Podéis seguir leyendo aquí:
    https://viviendoentredosmundos.wordpress.com/2020/02/06/la-muerte-vino-a-por-mi/

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    • Como te he dicho en tu blog, Lehna, antes de empezar a leer tu relato, ya sé que me va a gustar. 😜
      Todos tus escritos transmiten algo y este denota muchísimo terror. El arte está en que prácticamente no explicas nada, pero todo lo que se supone o imagina hace que los vellos se pongan de punta.
      Enhorabuena y Gracias por tu participación, ya asidua.
      😘😘😘😘😘

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    • Hola Mario, nos has dejado sin saber mucho del encerrado y de su captor, sin embargo, nos has descrito perfectamente la claustrofobia y el miedo que siente el personaje.
      Felicidades y Gracias por tu participación.

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  4. Mr. Hyde
    Despierto en el suelo, adolorido. La oscuridad es casi total, solo se ve una franja de luz que parece que se cuela por debajo de una puerta. Desorientado, siento el sabor de la sangre en mi boca. Palpo el suelo buscando algo con lo que defenderme, y blandiendo una pata de madera abro la puerta. Encuentro a una chica maniatada en una silla, aterrorizada. A su lado encuentro fragmentos de lo que debe ser un taburete.
    -¿Quién nos ha hecho esto? –me acerco para desatarla. Mi voz destila miedo.
    -¡Tú!- grita. Y en sus ojos vidriosos veo el reflejo de mi cara que me devuelve a la realidad.

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  5. Hola, familia!

    Aquí dejo mi aportación a este reto. A veces es me va un poco la cabeza y otras, no me acaba de volver del todo, pero esto es lo que me ha salido del alma y del teclado. Os dejo el fragmento inicial y el enlace, por si os apetece leerlo entero.

    OSCURIDAD

    Abrir los ojos no ha supuesto diferencia alguna con mantenerlos cerrados, salvo por el dolor de cabeza, que no tiene nada que ver con el estirado moño que la corona, como una flamante cima. Me llevo la mano a la sien, dolorida. No veo absolutamente nada.

    -¿Alberto? -exclamo, mientras me pongo de pie, mareada y resoplo.

    Mi voz se pierde en un vacío absurdo y trato de hacer memoria. La fiesta de Carnaval. Ese cabezota de Alberto me convenció para hacerla en casa, pero… ¿Cómo pude ceder? Lo último que recuerdo es la estresante tarde de preparativos que he pasado. Comida, bebida, música… Es lo último que soy capaz de evocar. Y ahora, despierto en esta oscuridad. ¿Dónde demonios estoy? ¿Qué ha pasado?

    Extiendo los brazos y toco una puerta, tiro de ella, pero no puedo abrir. Siento la asfixiante necesidad de llenar mis pulmones y una completa incapacidad para hacerlo. Estoy en un armario. Tengo claustrofobia y el pecho me va a explotar en una lucha exacerbada por recoger oxígeno. Dioses… voy a desvanecerme otra vez, necesito ayuda y grito.

    Si hubiera una banda sonora siguiendo cada uno de mis movimientos, estaría en su punto más álgido de dramatismo y desesperación, con unos violines muy agudos.

    Descubrid el misterio completo aquí:
    https://jessi-ga.wixsite.com/fantepika/post/oscuridad

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    • Vaya con la gran JessiKhaleshi, qué forma de jugar con nosotros. No voy a decir nada, para no hacer spoiler, pero 😜😜😜
      Muchísimas gracias, hermana, por regalarnos esta jocosa historia. Tus relatos nunca nos deja indiferentes.
      😘😘😘😘😘

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  6. Ahí va mi reto, Bro! Cada vez es más ida de olla, creo que es el efecto Kahitano power, jejejejje.

                                           UNA GRIETA AL OTRO LADO
    

    Una gota de agua, una simple gota rebota en uno de mis ojos, que mantengo cerrados, y los abro lentamente, con miedo. Me pesa todo el cuerpo y siento como si lo hubiera arrastrado por unas escaleras. ¿Serán magulladuras esos pinchazos que siento en la carne? La oscuridad me embarga y rellena cada centímetro de esa visión nocturna que no poseo. Observo el relieve de mi mano derecha, cuyo guante blanco aparece raído y manchado de sangre.

    Disfrazarme de Michael Jackson no ha sido buena idea, desde el momento en que me han pedido un baile y los he mandado a paseo poniendo mi dulce manita en mis partes. Ahora aquel guante siniestro me recuerda que quizás alguien ha decidido vengarse.

    Un escalofrío me recorre el espinazo mientras intento ponerme en pie y la sangre me pita en los oídos o puede que fuera el fuerte sonido de la música que vibraba en la fiesta de carnaval. La joven animadora que quería hacer un dúo conmigo, la calabaza gigante que quería llevarme a casa antes de la medianoche, incluso el payaso borracho que había vomitado en mis pies. Cualquiera de ellos podía haberse cobrado el tributo de mis embustes y recochineos. No me voy a engañar, soy un imbécil de esos que se miran al espejo incluso después de estornudar para comprobar que no me he despeinado.

    Ahora, tirado en el suelo, comprendo que somos el resultado de algo más severo y profundo, algo que no se ve y que, sin embargo, nos mantiene con vida. Soy un ave rapaz apaleada, una presa, una marioneta de mi propio reflejo, un juguete roto entre las manos adecuadas, un… paleto.

    Un olor conocido me embarga y giro la cabeza en aquella dirección, aguzo el oído, una risilla perversa me avisa de que no estoy solo en aquella habitación de los horrores. La pantalla de un móvil se ilumina y una Spice Girl con coletas se enfoca el rostro. La animadora pues, mi primera opción.
    —Lo siento, he sido un cretino —murmuro como si mis palabras pudieran salvarme de lo que sea que me haya hecho ya.
    —¿Te has divertido? —demanda con suspicacia y un dolor agudo en mi cabeza me recuerda todo lo que he bebido.
    —¿Sí? —pregunto a mi vez sin saber qué es lo que debo decir.
    —Entonces es que quieres más —entiende la mujer antes de sacar un látigo y hacerlo vibrar sobre el oscuro suelo.

    Trago saliva e intento moverme, pero estoy paralizado por una congoja que amenaza con devolverme la cordura y borrarme la resaca de un solo plumazo.
    —Creo que ya he tenido suficiente —advierto, tratando de convencerla.

    Se atusa el cabello con las manos y baja su arma como si se hubiera acabado la diversión. Gruñe y observo bajo la tenue luz de la pantalla de su móvil, una afilada hilera de dientes muy poco humanos. De sus labios gotea sangre, que resbala por su barbilla hasta estamparse en el suelo. Me llevo una mano a los ojos y al limpiarlos, observo que en mi palma hay restos carmesíes nada halagüeños. Devuelvo la mirada a la monstrua y dos cuernos blancos le sobresalen de las coletas como si llevara una diadema. A mí no me engaña, es una alimaña del otro lado y pienso devolverla a su hogar.

    Busco bajo el uniforme negro, pero alguien me ha robado las dagas. También habría sido muy inocente dejármelas para que la matara. Algo me pellizca el tobillo y recuerdo que siempre guardo a Nekane para las emergencias.

    Me agacho como un rayo, recupero mi puñal, giro sobre mí mismo y la muy tirana me salta encima y nos despanzurramos en el mohoso suelo. Se postra sobre mí y me gotea la sangre en el rostro.
    —Veo que ya has comido, linda flor. ¿Es necesario una ingesta masiva de mi carne, que seguro que será tóxica? —inquiero con sarcasmo y ella sonríe como toda respuesta. Le falta un colmillo, que a buen seguro se lo saltaron de un puñetazo, que se agarre los siguientes porque voy a…
    Me arrea un bofetón y durante algunos segundos no sé ni quién soy. Me pregunto por qué resquicio maloliente se habrá colado el demonio que se me ha subido encima y cuánto tardará en devorarme. Espero que se le atragante mi pierna y provocarle una úlcera en el estómago para que se acuerde de mí un tiempo.

    Me lame con su larga lengua putrefacta y aguanto la respiración, sus manos bloquean las mías y mi puñal yace junto a mi rostro, lánguido, inerte, muerto como lo estaré yo si no consigo darle alcance.

    Le escupo y se aparta, me suelta una mano para abofetearme de nuevo y recojo el puñal para incrustárselo entre los ojos. Estos bizquean como si notaran una molestia y volviéndose blancos del todo, el pesado demonio cae sobre mi cuerpo, aplastándome como una losa.

    Gruño y maldigo mil veces mientras consigo salir de debajo de aquella mole con cuernos y recorro con la mirada su vestido de animadora de un rosa fucsia llamativo y vulgar. De mi disfraz no queda ni la peluca rizada ni las gafas de sol. Exasperado por aquel fin de fiesta demoníaco, repaso la pared que queda detrás y observo detenidamente una grieta. Al otro lado una música resuena en cada hueco con una celebración que aún no ha terminado.

    Me quito el polvo y la sangre con las manos desnudas y recompongo mi mejor sonrisa. Despiojo mi cola de lobo por si se ha colado algún bichejo mientras he estado ahí tirado, mis brazos peludos parece que han amortiguado muchos de los golpes del demonio. Aúllo como si me esperara una luna llena en la esquina, ¡que siga la fiesta! Doy un manotazo a la pared y esta se parte en dos para que me reciba el mundo de las sombras, donde cada disfraz solo tapa al monstruo y deja a la vista la obviedad, que a veces queremos fiesta y a veces solo un poco de paz…

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    • Ufff, ¡¡¡Toma castaña, piraña!!! Diana en todo su esplendor.
      Derroche de monstruosidades para un relato lleno del beldades. 😉
      Sin embargo, no os quedéis solo con la primera capa, Diana dice mucho más de lo que parece.
      Me encantan estas locuras que dices que yo te provoco.
      Gracias, hermana, por tu participación. 😘😘😘😘

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  7. Hola me he animado a hacer un «rewriting» de una vieja idea para mi primera participación en el Vade Reto. No es apto para cardiacos ni mentes sensibles. Leed por vuestra cuenta y riesgo…

    «Despierto otra vez.

    ¿Otra vez? ¿Cuántas van? ¿Cuánto llevo así?

    Sigue ahí, mirándome. Percibo su olor. Hay algo alrededor de mi cuello que me impide respirar con normalidad.

    Creí que con negarme sería suficiente. Esta vez exigió duramente que cumpliera su deseo. “No”, le dije con la poca voz que pude sacar. Un dolor indescriptible me bajó desde el cuello hasta las caderas.

    Grito. Grito hasta perder la voz, pero es inútil. Sólo está él…»

    Sigue en: https://hmartindarkestmind.blogspot.com/2016/05/baise-moi.html

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    • Hola Richard, antes que nada, darte las gracias por participar en el VadeReto. Es un placer inmenso recibirte en este rinconcito. 😍😍😍

      Con respecto al relato, sorprendido, pero muy gratamente impresionado. 😉
      Es la primera historia erótica para el VadeReto y el despliegue de escenificación, intriga y terror es impresionante.

      La atmósfera va basculando entre la aventura BDSM y el horror, jugando con la intriga por saber cuál ganará la partida y terminando con un desenlace moralizante que no dejará a nadie indiferente.

      Me ha encantado. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼

      Espero que podamos contar con tu arte y tu creatividad de vez en cuando por aquí.
      Gracias por tu aportación. Un abrazo
      😉☺👍🏼

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    • Fantástico, Auxi, como te he dicho en tu blog, me encanta la forma en que unes terror y humor negro. Para todos los que no te hayan leído, recomiendo «El décimo paciente y otras historias de terror». Lo estoy disfrutando una barbariá.
      Esperaré con ganas esa saga de «Venganza». A ver si Billy el niño (empollón) consigue por fin encontrar a su adversario.
      Muchísimas gracias por participar en el VadeReto.
      Un abrazo.

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  8. Pingback: Introspección | El Blog de Lídia

  9. Pingback: Destellos de luz – Planeta turquesa

    • Un micro precioso, Galaxi. Has sabido transformar al personaje en una metáfora muy bonita. Me ha encantado.
      Muchas gracias por participar en el VadeReto. Sé bienvenida cuántas veces quieras a este humilde rincón.
      Saludos 😉😍😘😘

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  10. Pingback: VadeReto (Febrero 2020) – jm vanjav hasta en 500 palabras+

  11. Una larga noche

    Cuando llegan estas fechas de Carnaval yo me recojo antes del anochecer. No siempre ha sido así; de hecho, cuando volvieron a poder celebrarse con la democracia; yo me dejaba caer en cualquier sitio que hubiera algo de ese ambiente pagano, bebiendo y saltando como un joven desbocado con ganas de fiesta hasta el amanecer.

    A finales del siglo pasado, no siendo ya tan joven, yo seguía saliendo cada noche de fiesta y al igual que un vámpiro hasta los primeros albores no me recogía. Era algo que me podía permitir por coger esa semana de vacaciones religiosamente cada año.

    La noche de un miércoles, lo sé porque igual que este año era de miércoles de ceniza, en uno de los bares de mi recorrido de charangas y comparsas me arrimé a unas muy heavies y marchosas vestidas entero de negro cual brujas. Después de perder la cuenta de cervezas que tomamos entre tanta juerga y algún porrete tamaño XXL, tambaleándonos a eso de las tres de la mañana y ya todos amigos quedamos en ver amaneciendo escuchando música y haciendo botellón en casa de una de ellas…
    Aquí sigue la historia: https://jmvanjav.wordpress.com/2020/02/28/vadereto-febrero-2020/

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    • Muy buena historia, JM. Ya te he comentado en tu blog y lo ratifico aquí.
      Muy bien encajadas las piezas del VadeReto en un relato con dos geniales versiones. Una sin respuestas, para que le demos rienda suelta a la imaginación, y otra más real y posible. Los chungos efectos de la bebida. 😉
      Enhorabuena por el relato, me ha encantado.
      Un abrazo. 😊👍🏻

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      • Muchas gracias JA, me alegro de que te haya gustado. En esta ocasión por poco me pilla el tren de fin de mes pero, casi en su último vagón, me pude subir.
        La temática daba para mucho juego y yo opté por la autosugestión y un final aclaratorio un cuarto de siglo después.
        Me gustan estos retos y mientras el toro del calendario no me pille intentaré seguir aceptándolos.
        Gracias a ti JA por los desafíos que tanto nos estimulan la imaginación y con el teclado nos hacen practicar 😁🖐️

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  12. Pingback: Abocado a la Muerte | Acervo de Letras

  13. ESCAPE ROOM

    He abierto los ojos, o eso creo. Me envuelve una oscuridad tan intensa que me hace dudar. Puedo escuchar la aguja de un tocadiscos maltratar el vinilo. Es lo único que se escucha. Eso, y mi respiración agitada y descontrolada.
    Un dolor punzante me ha hecho llevarme la mano a la nuca. Está empapada. Inútilmente me he mirado la mano. Inútilmente. Mis ojos no están adaptados a una ausencia de luz tan profunda. Vale, no puedo ver. Si quiero averiguar dónde estoy, tengo que usar otros sentidos. Lo más prudente es extender el brazo hasta que choque.
    Es inconfundible el tacto de la piedra. Si quiero ponerme en pie, es interesante reptar hasta ella y usarla como apoyo. Siento el dolor de lo que supongo que son magulladuras mientras trepo por esa pared. Bien, ahora estoy de pie. No hay mareos ni desfallecimientos. Todo correcto. ¡Hágase la luz! He empezado a andar por la estancia, pegado a la pared, acariciando cada centímetro en busca de un saliente o una textura distinta, un interruptor o cerradura, algo. Nada. No puedo garantizarme haber dado la vuelta completa, pero estoy cansado y aturdido.
    —¿Hola? —grito. Silencio—. ¿Hay alguien ahí? —Silencio. Bien. Parece que estoy solo. Solo con ese tocadiscos asesino. Mi pulso se está acelerando. Mi pierna ha empezado a moverse de forma compulsiva, revotando nerviosa. Me deslizo por la pared hasta quedar agazapado en el suelo.
    —Piensa, Marcus, piensa. —me digo en un intento vano de no desesperarme. Tengo que hacer memoria. Tengo que recordar qué pasó anoche. Me llevo ambas manos a la cara. Aún porto la máscara que me ha regalado ese maravilloso anonimato en aquella fiesta pagana que hubiese escandalizado al mismísimo Marqués de Sade. ¿Dónde quedaba toda aquella luz parpadeante y cambiante que retroalimentaba los estímulos de una muchedumbre enloquecida por los placeres de lo inexistente? ¿Dónde quedaba la calidez de la piel humana en contacto con otro cuerpo?
    Vale, no puedo estar muy lejos de allí. ¿Sigo en aquella casa? Es probable. ¿Estoy solo? Eso parece. ¿¡Dónde coño está ese maldito tocadiscos del demonio!? Me enervo.
    Estoy repasando mentalmente todos y cada uno de los detalles de aquella noche, casi de forma compulsiva. Una sucesión de imágenes bombardea mi mente. Es todo tan confuso. Niebla, música, ruido, perfume, gente, sudor, labios, susurros, calor, alcohol, hielo, ella. Mi detengo en ella. Puedo visualizar su cuerpo, sus gestos, el movimiento de su pelo. Ella. Pensar en ella me está provocando una sensación cálida y reconfortante. Ella debe estar echándome en falta. Estoy seguro de que denunciará mi desaparición y, con un poco de suerte, geolocalizarán mi móvil. Me palpo inquieto la ropa. Nada. Ni rastro de él. Pero podrán localizarme. ¡Tienen que poder! Pulso acelerado de nuevo. Necesito tranquilizarme. Vuelvo a pensar en ella. Me centro en sus palabras para no enloquecer.
    —Al alba, serás libre.
    Me sorprendo riendo como un loco. ¡Es uno de sus jodidos juegos!. Me está aplastando el peso del cansancio. Bien. Ahora solo tengo que esperar a que amanezca. Es solo cuestión de tiempo. Amanecerá y seré libre. Zorra retorcida.
    Golpeo mi cuerpo acompasando la canción que tarareo mientras retumba en mi cabeza. Ya ni escucho ese vinilo vilmente maltratado. Estoy tan relajado que me siento feliz. Por un momento he pensado que alguien lo sabía. Vuelvo a reír. Solo una persona podía saberlo, pero estoy convencido de que no dirá nada nunca. Vuelvo a reír.
    Un halo tenue de luz ha captado toda mi atención. Apenas es un punto. ¡Está amaneciendo! He perdido totalmente la noción del tiempo. Observo impaciente como esa lucecita desquebraja, a sangre fría, la oscuridad que me tiene preso. Solo tengo que esperar a que coja su punto más intenso. La impaciencia me invade. He empezado a agobiarme de nuevo. Siento ira. Este juego ya hace horas que debió haber terminado.
    Se me para el corazón. La luz lleva un rato parada. Ya ha amanecido, por fuerza ha tenido que hacerlo. Estoy temblando. Las piernas me fallan. El brillo metálico que se intuye en el suelo, en el centro de la sala, es inconfundible. Me mortifica. Puedo incluso olerlo. Ahora, el sabor a cobre inunda mi boca. Me duele el pecho. Estoy a punto de estallar. Grito. Lloro. Lanzo una pregunta al aire. Necesito respuestas. ¿Quién me está haciendo esto? No. No puede ser. Es imposible. «Al alba serás libre…». No puede ser esto. Pero aquí no hay más que oscuridad, frío, soledad, y fantasmas. Mis fantasmas. Me derrumbo. Caigo de rodillas desesperado. No, no quiero poner el punto final. No aún. No ahora. No así. Pero el alba ha llegado. Debo de ser libre. Es la única salida. Lloro. El frío metal me hiela la mano. Estoy histérico. Quiero salir. Quiero salir ya. Apoyo el cañón en la sien. Puedo ver su pequeña figura blanquecina entre la más profunda oscuridad.
    —Ha llegado la hora, ¿verdad? —Silencio.
    Cierro los ojos. Vacío mis pulmones. Los llenos de nuevo, despacio y pausado, hasta sentir que me van a estallar. Suelto el aire lentamente, al mismo ritmo que mi dedo índice hunde el gatillo. El estruendo me ensordece. Creo que me ha reventado el tímpano. Siento el calor abrasándome en la sien. Siento el fuego rasgando mi piel. Siento la bala cruzar mi cerebro. Siento todo el daño que hice.
    Al alba, soy libre.

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    • Wwooooww, vaya pedazo de relato te has currado. 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
      Sin desverlar nada, es impresionante la claustrofobia del personaje dentro de su encierro. El ambiente asfixiante y la desazón por escapar. Esa terrible decisión que tiene que tomar para abandonar su suerte. Mis más sinceras felicitaciones.
      😊👍🏻👌🏻
      Por otro lado, tengo mi interpretación de la historia, pero no la voy a contar. Prefiero esperar a ver qué perciben los demás.
      Muchísimas gracias por participar de nuevo en el VadeReto, H. Ya sabes que me encantan tus escritos, pero verlos aquí me llena de alegría.
      Saludos, besos y un ashushón flojito 😜
      ¿Te espero en el siguiente? 😍😍😍😍😍

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  14. Pingback: Oscuridad Primordial. – El Destrio

    • Maravilloso relato, Isra.
      El dominio de las expresiones técnicas. La capacidad para hacerme sufrir con la angustia del protagonista. Ese final abierto que tanto me gusta. (Es bueno dejar al lector imaginando opciones.) Las referencias que te he comentado en tu blog y que me han traído el recuerdo de grandes obras leídas.
      En resumen, no me puede hacer más feliz contar con tus historias para el VadeReto.
      Enhorabuena.
      Muchísimas gracias por tu nueva participación.

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      • Muchas gracias a ti, por tus palabras y por el esfuerzo en leer y analizar las mías. Te comenté que vino la idea, y vino de repente: un lugar cerrado y oscuro no tiene por qué ser tétrico, puede ser tan maravilloso como el seno materno. Quise que la historia fuera oscura, el guión lo exigía, pero que tuviera amor: explicito, en esa compañera de laboratorio, e implícito, pues esa bolsa natural que nos alberga durante nueve meses está fabricada del amor más puro que existe: el de una madre. ¿Como volver a introducir ahí al protagonista? Ya te dije, necesitaba un viaje en el tiempo, no había otra. Viajar en el tiempo no solo como recurso narrativo, tambien estilistico: ese discurso tiene que ver con los Wells o Verne que impregnaban sus historias con tintes de academicismo para añadirles un tinte de veracidad.
        Esas eran las ideas, esas las intenciones… la ejecución, tal vez precipitada, no se si logro el clímax que buscaba, no veo que el ritmo creciente que perseguía lo haya logrado, y además de los fallos (no tenía tiempo para corregir) algunos párrafos se hacen pesados, no fijo bien las ideas (esa aventura extramatrimonial con Ellen que añade el peso de una culpa no queda clara por no haber escogido bien un par de palabras!) y noche logrado que se superpongan los dos planos, sensaciones y pensamientos, que debían fundirse al final.
        Desde el prisma de lo que quería hacer creo que el relato se queda a medias, debería haber releído y corregido, podar aquí y allá y sobre todo no olvidarme que es un discurso a partir del cuarto o quinto párrafo.
        Fíjate amigo como destrozo sin miramientos mi propio relato. Siéntete con toda la libertad para hacerlo tú tsmbirn, y además en público para que pueda ser útil a otros. No tengo ningún orgullo ni vanidad, al contrario, la critica me estimula: demuestra que se espera algo mejor de mi.
        Un gran abrazo!!

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        • Qué grande eres, Isra. 😉 😍
          La verdad es que es bastante complicado acertar con la interpretación que le dé el lector a nuestro texto. Cada cabeza tiene su propio mundo y su imaginario. Ahí creo que está una de las grandes bases de la literatura, frente a la cinematografía, por ejemplo.
          Acabo de darme cuenta de lo que querías decir al final con el tubo en la barriga, pero reconozco que es más torpeza mía que tuya. Ahora lo veo perfectamente. Creo que el relato se merece una segunda lectura, más pausada y con detenimiento. Mea Culpa.
          No te tortures con la perfección. Yo he llegado a la conclusión que no existe. Con cada relectura surgen nuevas ideas, pero también dudas nuevas. Pero cada relato debe tener su momento de abandono, si no, no lo terminaríamos nunca.
          En cuanto a las críticas. Yo puedo darte opiniones e interpretaciones. No me veo, a día de hoy, apto para criticar nada con fundamento. Todo es demasiado subjetivo y depende del que lo escribe y del que lo lea.
          En definitiva, todos aprendemos de todos. Eso debe ser lo importante.
          Un abrazo y sigamos leyéndonos.
          😉 👍🏼

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  15. Mi aportación, sin máscaras…

    Un saludo!

    ‘¿Máscara?’

    Despierto y me encuentro en un lugar oscuro. ¿Cómo lo sé? No tengo idea; pero así es. No veo nada; pero noto límites…
    Por fin… Recuerdo la fiesta de disfraces: era o es… Carnaval.
    Los amigos que me hicieron beber más de la cuenta, y yo que accedí porque sino me llamarían ‘Cortado sin leche’.
    Las chicas reían, y no sé si eran guapas con tanto maquillaje, purpurina y sus máscaras, por supuesto. Iban con poca ropa… ¿Y su alma?, ¿desnuda o no?
    Siempre he sido un tío con poca personalidad, lo reconozco. Hacen de mí lo que quieren, ellos y ellas.
    …Trato de empujar a mi alrededor al intentar recordar; pero es como si no hubiera solidez; aunque debe haberla…
    Me emborraché y creo que me acosté con varios a la vez: me dijeron que probara: me iba a gustar.

    Sigue en mi Blog:

    https://noaptoparacuentista.blogspot.com/2020/02/mascara.html

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