Relato publicado en el Reto Literario «Lo que ves es lo que Lees«
de Jessica Galera (@Jess_YK82)
Muchas
lunas me habían ido señalando el camino pero cuando llegué al lugar, ésta
parecía haberse escondido. La oscuridad y la niebla me dieron la bienvenida y
aunque el calor de la chimenea entibiaba todo el recinto, mis huesos seguían
helados y quejumbrosos.
Cuando
sus caras tristes y sus almas desoladas me miran comprenden que soy el que
vengo por la recompensa, pero no saben que lo que menos me importa es el
dinero. En realidad piensan que soy la próxima víctima. Por eso me invitan a
comer y beber, porque presienten que será mi última noche.
Tras
recuperar algo de fuerza con la comida y el breve descanso me interno en el
bosque. No tengo miedo porque llevo demasiado tiempo buscándola. Y por eso,
cuando la veo me horrorizo. Porque esperando encontrar al ser más maléfico y
horroroso que acostumbra aparecer en mis pesadillas, mis sorprendidos ojos ven
a una hermosa criatura. Llena de belleza y ternura. Con una inmaculada e
inocente apariencia.
Ahora
entiendo por qué la leyenda dice que es imposible de matar. Y yo mismo me
pregunto cómo podré destruir esta maravilla angelical.
Sin
embargo, consigo convencerme que es parte de un hechizo. No he atravesado medio
mundo para caer ahora rendido a su encanto. Saco de mi interior toda la maldad
que he ido acumulando durante mi existencia y también el puñal bendecido que
porto como un tesoro en mi pecho.
Ella,
la bruja, me mira. Pero no con maldad sino con una bondad y dulzura que me hace
estremecer. Me recuerda aquellos tiempos en que éramos solo uno. Cuando veíamos
el mundo como una sola alma. Y en ese momento, cuando levanto mi arma para
hundirla en su pecho, vislumbro cuál es el final de mi camino.
La
bruja ríe y me hace saber que solo yo podía salvarla. La maldad que me envuelve
ha sido la llave de su libertad y ahora soy yo el que ocupa su lugar. Me he
convertido en la bestia que vendrán a matar los que quieran conseguir fama y
dinero.